jueves, 16 de julio de 2009

Gane dinero sin trabajar (I)

En tiempos de crisis económica y “adicción a la Internet” como los actuales, nos sentimos permanentemente tentados por probar esas numerosas propuestas que prometen hacernos ricos sin esfuerzo. Hay desde “métodos infalibles” para acertar a la quiniela hasta “sofisticados” análisis que nos enseñan a predecir el comportamiento de la Bolsa de Comercio, sin olvidar las famosas pirámides de referidos. En la serie de notas que hoy inauguramos, analizaremos algunos de estos sistemas intentando mostrar qué tan reales son las posibilidades de ganar algún dinerillo.

Comenzaremos con el estudio del más sencillo y conocido método para ganarle a la ruleta del casino: la Martingala. Es sabido que la ruleta no es un juego justo, en el sentido de que nos paga menos de lo que debería en base a las probabilidades que tenemos, lo que asegura que un porcentaje del volumen de juego quede como ganancias de la casa. Aun así, hay quienes creen que pueden derrotar a la “teoría de las probabilidades” y la Martingala parece ser una forma sencilla de lograrlo.


Para explicar el mecanismo, nada mejor que un sencillo ejemplo. En él supondremos que la apuesta mínima es de $1, al igual que la ganancia a la que aspiramos. Para apuestas de otro valor, sólo tienen que multiplicar. También supondremos que apostamos siempre a color (rojo/negro), aunque también se puede apostar a par/impar.

Ejemplo de aplicación de la Martingala:

- Apostamos $1 a color y perdemos.
- Apostamos $2 a color y volvemos a perder.
- Apostamos $4 a color y volvemos a perder.
- Apostamos $8 a color y ganamos.
- Cobramos $16, recuperando los $15 que habíamos perdido ($1 + $2 + $4 + $8 = $15) quedando $1 de ganancia.
- Volvemos a empezar, apostando $1 a color.

En ningún momento especifiqué si hay que apostar siempre al mismo color o si hay que ir alternando. El motivo de esta omisión es que es exactamente lo mismo. Cada vez que gira la ruleta la posibilidad de que salga rojo o negro es igual, independientemente de lo que sucedió en el pasado. Si sos de los que piensan que después de 5 rojos consecutivos es más probable que salga un negro, este blog no es para vos.

Volviendo al método, habrán podido observar que consiste en duplicar nuestra última apuesta cada vez que perdemos. De esta forma, cada vez que ganamos recuperamos todo lo perdido más $1 de ganancia. Simple matemática. Parece infalible, ¿no? Por desgracia, no lo es.

En primer lugar, tenemos una cantidad finita de dinero y siempre se nos acabará con una racha negativa suficientemente larga. Si entramos al casino con $20, después de cuatro pérdidas consecutivas ya no nos quedará dinero suficiente para duplicar la apuesta. Si entramos con $40, duraremos una jugada más pero a la quinta pérdida quedamos afuera.

Por lo general, los jugadores suelen subestimar la posibilidad de tener una racha negativa lo suficientemente grande como para quitarles todo su dinero. Pero, créanme, las rachas negativas existen, sólo hay que darles tiempo suficiente para que ocurran. Si nos retiramos a tiempo podremos ganar algo, pero no sueñen con ganarse la vida de esta forma. En Internet encontrarán muchas simulaciones que se han hecho con computadoras y siempre el jugador termina en bancarrota.

Y por si fuera poco, los casinos agregan un factor más a tener en cuenta: el límite de apuesta máxima. En la mayoría de las salas hay un tope a la cantidad que se puede apostar a color. Así que por más que tengamos todo el dinero del mundo, hay veces que se nos impedirá doblar la apuesta. Si en el ejemplo anterior el límite fuera de $100, después de perder 7 veces seguidas no hubiéramos podido apostar los $128 necesarios.

Por último, hay que destacar que cuánto más dinero tengan para afrontar una racha negativa, menor será la ganancia en términos proporcionales. Si tienen $1000, podrán perder hasta 8 veces seguidas, pero sólo ganarán $1 en cada ciclo. Así que no se entusiasmen y no se les ocurra renunciar a sus trabajos porque la Martingala no los va a salvar.

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