Nunca pude decidir si mi disco preferido de la banda era éste o el primero; los dos me parecen brillantes. Soy de los que piensan que un buen disco es mucho más que la suma de las canciones que lo integran y de ahí proviene mi fobia a los compilados de hits. Un buen disco tiene coherencia interna, tiene una idea, un sentimiento presente en cada uno de sus temas, hasta en el más insignificante de ellos. El primer álbum de Serú fue compuesto mayormente en Brasil, y se nota. La sensación de estar lejos, lejos de casa está ahí todo el tiempo, transformando a un tema chiquitito como "Separata" en un minuto y medio hermoso. Lo mismo sucede con “Paranoia y soledad”, tema de Aznar que en otro lado hubiera pasado completamente desapercibido pero que en “La Grasa…” encontró su lugar junto a grandes canciones como “Noche de Perros” y “Los sobrevivientes”.
Es que este segundo disco de Serú fue hecho en la Argentina del Proceso, algo que se nota muchisimo. El hartazgo de huir en tu propia ciudad, el andar perdido por las calles que solías andar y la necesidad de gritar bien fuerte no se banca más recorren el disco de principio a fin. Y sin embargo ya ves, somos de acá.
No se puede negar la excelente química que había entre los cuatro integrantes de la banda ni el toque particular que Pedro le da con su bajo a las canciones, pero la presencia de Charly es abrumadora. La sensación de encierro entre la cama y el living, al igual que el todavía me siento un anormal, flotan en este disco aun antes de que tomaran forma de canción. La muerte y el cine están presentes como en muchas de sus composiciones, por más que ahora nos confiese que nunca vio la película Perro Andaluz.
Hace poco, en un foro, asistí a una “discusión de cola de panadería” donde se ponía en duda que la letra de “Viernes 3 AM” hiciera referencia a un suicidio, ya que se escuchan 3 disparos en lugar del único que habría de esperarse. Charly le da una vuelta de tuerca más interesante: “No se si la canción habla de un suicidio, porque un ‘bang’ también puede ser un despertar, una explosión, o una forma contemplativa de la angustia”. Como quieras, es una canción perfecta.
Nunca me gustó “El Oso”, por eso me molesta que digan que “San Francisco y el Lobo” es la versión reloaded de la de Moris. Sinceramente, creo que es mucho más que eso. Es el tándem Lebón-García funcionando a la perfección, la suma del misticismo hippie-religioso del primero con las ganas de demoler hoteles del segundo. Más allá de la herejía de alterar drásticamente el final de la fábula franciscana, el rechazo del lobo a ser domesticado es bastante más fuerte que el deseo del oso de volver a pasear por el bosque. Acá el lobo reconoce su ferocidad y paranoia (salvaje y cruel, seguro en mi soledad) y es conciente de cuánto le molesta a "ellos". Pero no importa, prefiere la confrontación antes que renunciar a su naturaleza…
Volveré a ser feroz,
mi garra será mortal.
Volveré a dar temor
Y el miedo será mi hogar.
El bosque escuchará
aullidos de tempestad.
Volveré a ser feroz,
un rayo en la oscuridad
mi garra será mortal.
Volveré a dar temor
Y el miedo será mi hogar.
El bosque escuchará
aullidos de tempestad.
Volveré a ser feroz,
un rayo en la oscuridad
Todos esperamos que vuelvas a ser así.
La nota principal de la revista La Mano salió mal impresa. Pueden leerla completa acá:
ResponderEliminarhttp://charlygarcia.blogspot.com/2009/07/treinta-anos-de-la-grasa-de-las_16.html
Para las subnotas, tendrán que comprar la revista