martes, 28 de julio de 2009

Presentamos el IPI: Índice de Precios Irresponsable


Desde que comenzó la manipulación de las cifras oficiales de inflación, se ha popularizado en muchas instituciones serias y de las otras, un nuevo deporte llamado: estimación propia de la inflación. Algunos lo hacen con alguna rigurosidad, otros a ojo de buen cubero, pero todos intentan convencerte que la “inflación real”, la posta, es la que ellos te dicen. Dado que no le creemos mucho a nadie, decidimos participar del juego y lanzarnos a hacer nuestra propia medición de la variación de precios a lo largo del tiempo.
Para ello hemos diseñado un indicador basado en una canasta de 30 bienes, cuyos precios iremos actualizando semanalmente y aquí te iremos mostrando los resultados y las distintas proyecciones que realicemos. El próximo viernes 31 publicaremos los primeros números, hoy nos dedicaremos a hacer algo que ni el INDEC ni ninguna consultora se anima a hacer: explicar cómo armamos el indicador.


Se denomina inflación (deflación) al crecimiento (decrecimiento) continuo y generalizado de los precios de los bienes, servicios y factores productivos de una economía a lo largo del tiempo. Pero, como todos saben, los precios no se mueven todos al unísono; incluso el precio de un mismo bien puede variar dependiendo de donde lo compremos. ¿Cómo hacemos entonces para medir todas estas variaciones de precios? Es imposible hacerlo y es por eso se construyen los índices de precios, que analizan el comportamiento de una canasta de bienes definida previamente.

Por lo que acabamos de decir, es claro que a cada índice le corresponde una estimación distinta de la inflación y ninguna termina siendo la “real”. En verdad, sería absurdo aspirar a un índice perfecto porque tendría que ponderar tantos precios que no terminaría representando la “realidad” de nadie. Es mucho más razonable tener varios indicadores, aplicables cada uno a situaciones distintas. Por dar un ejemplo, el INDEC elabora los siguientes indicadores: el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), el Índice de Precios Básicos al Productor (IPP), el Índice de Precios Internos Básicos al por mayor (IPIB), el Índice del Costo de la Construcción (ICC). Cada uno de ellos releva distintos precios y con distintas fuentes. También podrían elaborarse índices por región geográfica, por nivel socioeconómico y por lo que se nos ocurra. Lo que tiene que quedar bien claro, es qué canasta de bienes analiza cada indicador, qué zona geográfica cubre, cuál es el tamaño de la muestra y el período de tiempo que intenta cubrir. Todo esto es básicamente lo que conforma la “metodología de cálculo” del indicador.

Tampoco es imprescindible que la metodología sea perfecta, lo importante es que se mantenga inalterable a lo largo del tiempo para generar mediciones comparables. Cada vez que se modifica la forma de cálculo, el indicador se convierte en uno distinto, careciendo de sentido saber si es más alto o más bajo que el del período anterior. Es por eso que los cambios metodológicos sólo se introducen una vez cada varios años y deberían realizarse bajo el asesoramiento de expertos en la materia.

En Enero del 2007 comenzaron a introducirse “modificaciones arbitrarias” (manipulaciones) al cálculo del IPC-GBA. Primero se alteró la forma en que se recolectan los datos del sector turismo, luego los de las medicinas prepagas, después se decidió excluir el precio de la lechuga y finalmente se dejó de publicar la metodología así que no se sabe qué pasó de ahí en más. Todo esto en medio de violentos despidos y aprietes a los trabajadores del INDEC. A partir de ese momento, la desconfianza hacia las cifras oficiales fue en aumento, lo que abrió la puerta a la aparición de muchas mediciones alternativas.

Pero por más que estos otros cálculos se realicen en base a la canasta de bienes que medía el INDEC antes de la intervención, jamás podrán igualar el tamaño muestral del instituto oficial. El IPC-GBA recogía mensualmente información sobre precios de alrededor de seis mil puntos de venta en Capital Federal y los 24 partidos del Conurbano, para lo cual se necesita contar con una gran cantidad de encuestadores. Para que quede claro, hacer un índice de precios como el que hacía el INDEC sale mucha plata y no produce nada que se pueda vender, por lo que es altamente improbable que el sector privado emprenda una tarea semejante. En vez de reconocer esta limitación, la mayoría de las consultoras que elaboran un IPC alternativo evitan mencionar cómo y cuántos datos recolectan.

Nosotros nos animamos a decir la verdad. En primer lugar, nuestro índice no intentará rivalizar con el del INDEC ya que mediremos una canasta de bienes completamente diferente. Seleccionamos 30 productos que suelen ser consumidos por románticos irresponsables como nosotros, y es a ese universo al que aspiramos complacer. ¿Cuántos precios recolectamos? Pues sólo un precio de cada producto por semana. ¿Para qué más? Si de todas formas lo vamos a comprar, ponemos el precio al que lo pagamos.

¿Es esto un índice de precios serio? Te recuerdo que se llama Índice de Precios Irresponsable pero sí, lo calculamos con seriedad. Los precios que publicamos son reales, la metodología es clara y no le introduciremos modificaciones ad hoc. Si no se corresponde con tu “sensación térmica” sobre la inflación, te aclaro que ningún índice está pensado para eso, salvo que te armes uno propio como hicimos nosotros. Si, aspiramos a que el IPI se convierta en la sensación térmica inflacionaria de gente como nosotros. Si no consumís lo mismo o comprás en lugares diferentes, tomalo como un índice más que te ayudará a comprender el heterogéneo mundo en que vivimos.

Bueno, después de tanta introducción, les presentamos la Canasta de Bienes Irresponsable y los precios de nuestra primera medición realizada el 23/07/09. El próximo viernes te diremos cuál fue la inflación de la semana. Para los que no lo saben, “p” es el precio, “q” es la cantidad y “p*q” es la multiplicación de ambos, o sea, lo que gastamos en cada producto.


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