Con esas palabras y con una oportuna “Operación Densa” sonando de fondo, Charly inauguró formalmente la celebración anual del 23 de Octubre, fecha que algún día convertiremos en feriado nacional. Está claro que esta vez tenía un sabor especial. Más allá de todo lo que pasó y se dijo en los últimos meses, teníamos ganas de verlo, de escucharlo, de sentirlo de nuevo. “Tengo que volverte a ver”, cantaba cuando no lo dejaban salir y no sorprende que ese sea el nombre de la gira actual.
Sigo pensando que a los médicos que le inyectaron no sé cuántos litros de sedantes y lo dejaron atado a la nada por semanas habría que, por lo menos, acusarlos de mala praxis. Pero ni sus todavía lentos movimientos, ni la tormenta ni el televisor de 29’’ que hacía las veces de pantalla gigante nos impidieron disfrutar de una noche mágica. Me sentí unos cuántos años más joven, saltando y cantando bajo la lluvia como nunca antes. Ni siquiera el también lluvioso Quilmes Rock de Ferro en 2004 se puede comparar a lo de anoche.
Tenía miedo de que el público estuviera lleno de gente que no conoce su música pero que va a verlo porque ahora está gordito y no rompe nada. Pero no. En su gran mayoría eran amantes de sus canciones que conocían a la perfección las distintas combinaciones de letras “o” y “u” con las que se corean las partes instrumentales. Eso quedó claro desde el “uo uo uóoo” del ´Rap del Exilio´ hasta el ‘uo uóo o ó, uo o ó o” de ‘No toquen’. Había personas de 3 o 4 generaciones distintas, que sólo se distinguían porque algunas tenían paraguas y otras cámaras digitales.
“Será porque nos queremos sentir bien, que ahora estamos bailando entre la lluvia”
Así cantó Hilda en ‘Buscando un símbolo de paz’ y todos celebramos el cambio de letra. A las excelentes versiones de los mejores temas de los discos solistas de los 80 sólo le faltó aprovechar la presencia de Spinetta para cantar ‘Total Interferencia’. Pero dado que en ese momento empezó a llover a cántaros, agradecimos que tocaran ‘Rezo por vos’ para obligarnos a saltar un poco. Que me corrija alguien, pero creo que solo en dos oportunidades previas se habían juntado estos dos grandes para cantar a dúo en público: el recital conjunto de Serú Girán y Spinetta Jade (Obras, 1980) y el video del que hablamos en otro post. Por si le faltara algo a una noche que ya de por sí era histórica.
“Es muy duro sobrevivir, aunque el tiempo ya nos ha vuelto desconfiados. Tenemos algo para decir: no es la misma canción de 2x3, las cosas ya no son como las ves”
Fue muy acertado recuperar esta canción, que nunca es la misma pero suena igual de bien que hace treinta años. Tampoco nos cansaremos de cantar a los gritos `Cerca de la revolución’ y ‘Demoliendo hoteles’. Ni de intentar coordinar las palmas en ‘Adela en el carrousell’ y ‘Pasajera en trance’. Se sabía que iba a cantar ‘Llorando en el espejo’ por su referencia a la cocaína, aunque me sorprendió gratamente la forma en que lo hizo. Es verdad que su voz está mucho más clara.
No me acuerdo la lista completas de temas, no sé cuántas canciones tocó ni cuánto duró el show. Sólo sé que lo disfruté mucho y que la mayoría de los presentes lo vivieron en forma tan intensa como yo. Fue muy lindo ponerse la camiseta y el brazalete de nuevo para cantarle “es muy fácil decir lo siento, es muy fácil sentirse bien” a esos carceleros de la humanidad que ahora lo miman tanto. Por más que nuestros cuerpos empapados ya no distinguían si seguía lloviendo o no, todos sabíamos bien por qué estábamos ahí. Y si algo faltaba para mantener el calor, vino una potente versión de `No toquen’, forma sutil y socialmente aceptada de decir lo que dijo Maradona el otro día. La frase de despedida, “Nos vemos en la próxima tormenta”, queda a libre interpretación.
Comenzamos a bajar las inundadas escaleras del estadio con mucho cuidado, precaución que tuvimos que abandonar para correr nuevamente a la platea cuando escuchamos que la banda había vuelto para tocar ‘No se va a llamar mi amor’. Cosas así le costaron un ojo morado en los recitales de La Trastienda, pero parece que ni el tratamiento ni las órdenes judiciales le quitaron las mañas. Buena señal.
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